“Prefiero una mariposa
al Rockefeller Center”
Joan Manuel Serrat.
Lo confieso. Detesto los trámites, los papeleos, los
formularios, los bancos. Amo la vida simple. Sin burocracias. Sin filas. Sin
sellos.
Sin embargo, a veces, no me queda otra opción que deslizarme
(casi) involuntariamente hacia alguna que otra sucursal bancaria u oficina estatal.
Eso tuve que hacer el 13 de diciembre. Fue mi 13D.
Enfrascado en una dependencia municipal de paredes algo grises/algo
marrones (con algunos afiches pegados y otros arrancados, al mejor estilo de un
inclasificable pop art), los
empleados estaban entusiasmadísimos en jugar conmigo al flipper. Como una diminuta pelotita (redundancia mediante) reboté
de aquí para allá, hasta que descansé en la fila de una ventanilla para pagar
un sellado.
Atrás de mí llegó una señora de rulos algo rubios/algo
marrones, con un largo vestido floreado, sandalias verdes y uñas pintadas de un
rojo furioso. Me preguntó si era la fila para pagar los formularios. Asentí con
la cabeza. Le estaba por hacer un comentario (de esos tan habituales en mí),
cuando con voz de madre ordenó: “Vení para acá…”. Sobresaltado, giré y vi a
Julieta. Supe que se llamaba Julieta porque tenía cara de Julieta. Y porque en
la línea de arriba omití una frase. La madre ordenó: “Vení para acá, Julieta…”.
Y Julieta vino, inquieta como toda niña de 5 o 6 años, con su
vestido rosa y ojotas del mismo color. Definitivamente, ese lugar de paredes
pálidas, aire viciado de olores cafeinados y empleados poco afectos al trabajo
no era el ideal para ninguna Julieta. Pero ella estaba allí jugando, saltando,
cantando...
“Mirá, qué linda mariposa…”, dijo una voz bajita que venía
desde abajo. Ni me di vuelta a ver. “¿A dónde?”, preguntó la madre de Julieta,
con un tono más cercano al compromiso lúdico que por querer conocer
empíricamente la ubicación del lepidóptero. “Ahí… ahí…”, insistía Julieta. Cedí
a la tentación y miré para ambos lados. Nada. La madre sostuvo mi tesis y
exclamó resignada: “Yo no veo nada”. “Lo bueno es que más allá de las
computadoras y la televisión, los niños no perdieron la imaginación”, pensé
haciéndome el Pierre Bourdieu.
“Está ahí…”. Julieta no se daba por vencida.
Al acércame a la ventanilla vi que la empleada tenia colgada desde
el techo una mariposa de plástico. La ventanilla era pequeña. La oficina era
pequeña. Las paredes grises lucían sin decoración, sin vida… Pero esta empleada
de ojos verdes y blusa al tono, colgó con un hilito trasparente una mariposa para
darle alegría a su ventanilla de trabajo. Una mariposa que solo Julieta pudo
ver. Una mariposa que ni su mama ni yo vimos hasta que ella nos aviso.
Nuestro problema no es no ver. Nuestro problema es que
viendo, no vemos. Y no es un problema nuevo. La historia de Eliseo y los sirios
(2 de Reyes 6: 8-23), contiene importante lecciones para nosotros en estos
tiempos posmodernos. El conflicto bélico entre Siria e Israel era desigual, ya
que cada vez que los primeros planeaban sus estrategias de guerra, el profeta
Eliseo las descubría. El rey sirio pensó que había un espía dentro de su cúpula
militar. Pero sus siervos le explicaron que Eliseo revelaba al pueblo de Israel
las palabras que él hablaba en su lugar más secreto. Sin perder más tiempo, el
rey de Siria mando a apresar a Eliseo.
Los poderosos ejércitos sirios
rodearon la ciudad en la que residía el profeta de Dios. Esto provocó el
natural temor del siervo del profeta, que dijo: “Ah, señor mío, ¡Qué haremos!”
(2 Reyes 6:15). Y Eliseo respondió: “No tengas miedo, porque más son los que
están con nosotros que los que están con ellos. Y oró y dijo: Te ruego, oh
Jehová que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del
criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y
carros de fuego alrededor de Eliseo.” (2 Reyes 6:16, 17).
Actualmente, y hablando de caballos, el video más visto en
Youtube (con más de 800 millones de reproducciones) es el del cantante coreano
Psy y su ya famoso tema “Gangnam
Style”. De ritmo pegadizo y una extraña coreografía equina, la canción hace
referencia a Gangnam,
uno de los barrios de clase alta de Seúl (símil Beverly Hills).
Al ver el video (Advertencia: hacerlo más de una vez no solo
puede ser peligroso para salud sino también para el buen gusto) se notan
claramente las cuatro coordenadas que imperan en la sociedad de hoy: el
consumismo, el relativismo, el permisivismo y el hedonismo. Es una sociedad que
“desdramatiza” todo y carece de grandes verdades absolutas, cuyo único
horizonte es la acumulación (tener vale más que ser) y cuyo lema es “Vale todo:
disfrutá la vida hoy”.
Más allá del “Gangnam Style”, para este 2013 te propongo el “estilo
mariposa”. Un estilo natural, soñador y colorido. Un estilo que te permite ver
más allá de lo que aparentemente se ve. Un estilo que te ayuda a ver lo
positivo en medio del dolor y a rescatar la esperanza donde abunda la
desolación. Un estilo renovador, distinto, alejado de las corrientes poco
éticas tan de moda y anclado en la Palabra de Dios. Un estilo donde domina la fe,
esa que cimienta con certeza lo que esperas y que te convence de lo que todavía
no se ve.
Aprendamos de las Julietas. Creo que aún tienen aún mucho por
mostrarnos. Si vemos lo que ellas ven, tendremos un 2013 feliz.